Durante los primeros 50 días de la gestión de Javier Milei, los salarios en Argentina experimentaron una significativa caída del 18% en términos reales, descontando el impacto de la inflación. Esta situación marca el comienzo de una recesión económica que ha afectado el poder adquisitivo de los trabajadores.
Según datos de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), en enero el salario promedio alcanzó los $555.269, lo que representa un aumento del 14,7% respecto al mes anterior en términos nominales. Sin embargo, en comparación con el año anterior, se registra una caída real del 22,2%, y del 5% en relación con diciembre de 2023, según el análisis del economista Salvador Vitelli.
Vitelli señala que esta pérdida real de ingresos sitúa el salario promedio por debajo de la línea de pobreza, fijada en $596.823 por el INDEC para enero. Esta situación, remarca, representa un retroceso en términos de poder adquisitivo equiparable a niveles salariales de mayo de 2005, marcando la mayor caída real interanual desde marzo de 2003, después de la salida de la convertibilidad.
El contexto inflacionario, con índices del 25,5% en diciembre y del 20,4% en enero, ha erosionado aún más el poder adquisitivo de los trabajadores, impactando negativamente en los niveles de consumo. De acuerdo con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas de pymes se desplomaron un 25% en febrero.
Javier Milei atribuye esta situación económica y social a las medidas necesarias para evitar una hiperinflación, que, según él, había sido heredada de la administración anterior. Se espera que para marzo la inflación se sitúe en torno al 15%, y la apertura de paritarias podría contribuir parcialmente a recomponer el nivel salarial.
