En un hecho inédito en Mendoza, Darío y Nicolás, una pareja formada por un sanrafaelino y un porteño, se casarán el 13 de diciembre con sus cinco perros como testigos honoríficos. La emotiva ceremonia se realizará en San Rafael y marcará un precedente: por primera vez, el Registro Civil autoriza la participación simbólica de animales en un matrimonio.
El martes pasado, el Registro Civil notificó oficialmente la autorización para que las huellas de Máxima, Kibu, Coco, Atilio y Rafael queden estampadas en un folio anexo al acta de matrimonio. Un gesto simple, pero profundamente significativo para esta pareja que construyó su vida junto a ellos.
“Nos conocimos en 2012 por una aplicación y desde el principio hubo una conexión emocional muy fuerte”, recuerda Nicolás. En ese entonces, él ya había adoptado a dos perros rescatados, los primeros compañeros de una historia que hoy suma una verdadera familia perruna. “A los dos años nos fuimos a vivir juntos y después llegaron Kibu, Máxima y Coco. Cada uno tiene su historia y todos fueron fundamentales en nuestra vida”, relató a MDZ.

Nicolás lleva casi dos décadas vinculado al rescate animal. “Siempre fui voluntario. Empecé en 2009 en el refugio El Campito y después en Patitas al Rescate”, cuenta con orgullo. Aunque hoy trabaja en ventas de dispositivos médicos y estudia para ser sommelier, sigue colaborando con refugios cuando puede.
La propuesta de casamiento llegó durante una boda familiar. “Darío me propuso casamiento en el casamiento de mi prima. Fue algo íntimo y muy nuestro”, recordó Nicolás. Desde entonces, ambos tenían claro el lugar: San Rafael, donde construyeron su casa y su refugio personal junto a los perros.
La idea de sumar a sus animales al acto civil nació tras ver experiencias similares en el exterior. “Para nosotros no son mascotas, son familia”, explicó Nicolás. Lo que comenzó como un sueño se volvió realidad cuando Darío, abogado, presentó la solicitud formal ante el Registro Civil. “Después de tres meses de trámites, nos confirmaron la aprobación. No lo podíamos creer”, contó emocionado.
La boda contará con la organización de una wedding planner local y el apoyo de familiares y amigos. En cuanto a la luna de miel, no hay dudas: “Nos quedamos en casa, con ellos. No hay mejor plan que disfrutar juntos”, cerró Nicolás, con la felicidad de quien sabe que el amor —el verdadero— siempre deja huellas.
