Y sí, sí, 19 años después llegó la Libertadores tan buscada. River pasó por arriba a Tigres con un categórico 3-0. Alario metió el 1-0 en el cierre del PT, y después Sánchez y Funes Mori siguieron la fiesta. Expota el Monumental con este campeón made in Gallardo.
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¿Vos cuánto esperase? ¿Vos cuánto sufriste? ¿Lo había visto alguna vez así, campeón de la Libertadores? Ya está, ya fue la espera, River es el nuevo rey de América. Como en el 86, como en el 96. Por Gallardo. Por esos batalladores valientes que dieron la cara en cada cancha en la que jugaron, que sufrieron en la primera ronda y que de ahí en más no los pararon más. ¿Boca lo iba a bajar? No, no, lo limpió en octavos y siguió para adelante a todo trapo. Y bajo la lluvia del Momumental le dio una lección de personalidad a Tigres, justamente el que lo había ayudado a clasificarse…
Para saber ganar también hay que sufrir. Y River tuvo que luchar contra eso. Nada resuelto después del 1-0, porque Tigres se vino. Empezó a crecer ante un Millo que perdió la bola, pero no el carácter que lo depositó en su tercera Libertadores. Lo tuvieron Gignac y Aquino. Perdonaron, como en la fase de grupos, y lo padecieron. Porque llegó el penal de Aquino a Sánchez y, como contra Boca, acariciarla de penal… Y ahí sí señores: fiesta total. Monumental. Para desatar el delirio de 62 mil almas en el estadio y millones en el país y en el mundo. Para liquidar a Tigres. Y si faltaba la frutilla, se colocó: envío milimétrico de Pisculichi y Funes Mori entre todos para sellar la historia. Otro Ramirazo… Como alguna vez lo hizo el Tolo Gallego. Como el Enzo y, ahora, Barovero, River inscribe después de 19 años su nombre en lo más alto de América.
Clima de fiesta plena en el Monumental, pero de tensión también por la jerarquía del rival. Rival que en el primer tiempo le cedió la pelota a River. El equipo de Gallardo, o de Biscay mejor dicho por la suspensión del Muñeco, presionó alto con Ponzio como abanderado y Krane desde atrás manejando los hilos. Pero las ideas no aparecían. Tibios acercamientos y un Tigres también liviano para atacar, con una pifia de Gignac y otro cierre de Funes Mori que metió cierto suspenso. No podía el Millo. No se le caían demasiadas pilchas del placard, hasta que Vangioni se mandó al ataque y le envió un centro bárbaro a Alario, el de los goles importantísimos, para dejar sin resistencia a Guzmán. Sí, el ex Colón que llegó porque se fue Teo.
Se abraza River. Llora de emoción. De ese grito tan esperado de norte a sur. De América. De Núñez, porque la Banda mira a todos desde lo más alto. Como en el 86 y 96. Hubo que esperar y vaya si pasaron hechos. Pero ahí está este impresionante y memorable River, que otra vez con el gran Gallardo, es dueño del continente. El Libertador. La Libertadores, River Plate…
fuente:ole
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