El posible plebiscito planteado por el ministro del Interior, Guillermo Francos, como respuesta al revés sufrido en el Congreso con la Ley Ómnibus, es un movimiento estratégico que podría cambiar el curso del gobierno de Javier Milei. Un plebiscito, una consulta popular no vinculante, permitiría a la ciudadanía expresar su opinión sobre la Ley Bases, ofreciendo una oportunidad única para auditar el respaldo real del gobierno en la sociedad, apenas dos meses después del inicio de su gestión.

Históricamente, los plebiscitos han sido instrumentos políticos potentes en la toma de decisiones a nivel nacional e internacional. Ejemplos como el referéndum del Brexit en el Reino Unido en 2016 o el plebiscito sudafricano que marcó el fin del apartheid en 1992, muestran la relevancia y el impacto que pueden tener estas consultas populares. En Argentina, la experiencia es limitada, con el plebiscito de 1984 sobre el Tratado de Paz y Amistad con Chile como principal antecedente a nivel nacional.

El resultado del plebiscito no solo influiría en la legitimidad y el respaldo del gobierno de Milei, sino que también podría afectar su capacidad de negociación con gobernadores y legisladores provinciales. Una victoria fortalecería su posición y le brindaría un aval significativo para avanzar con su agenda, mientras que una derrota pondría en tela de juicio la legitimidad de su gobierno y su capacidad para liderar el país.

El plebiscito emerge como un recurso político decisivo que podría determinar el futuro inmediato del gobierno de Milei, ofreciendo una oportunidad para la participación ciudadana y una evaluación transparente del respaldo popular a sus políticas.