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Pasta o pollo: la desidia del político argentino por dejar la neutralidad y guiar a los suyos

El político argentino está inmerso en un gran ego que le impide poder salir de la neutralidad y poder mostrar la luz a sus votantes

Por: Profesor Francisco Aloi

Lo que hoy estoy haciendo es, tal vez, lo que millones de argentinos quisieran hacer, no es ni más ni menos que intentar ser escuchado; no es mi ámbito escribir, aunque en mi profesión es fundamental la producción de textos. Lo que intento es poner en relieve, o aún más pretencioso lograr el debate; y si así fuera, en buena hora.

En Argentina, en unos días se deberá decidir por quien nos gobernará en los próximos cuatro años, al menos. En esta elección tenemos dos posturas ideológicas opuestas en el discurso, pero que cuando las pensamos a ciencia cierta terminan siendo muy parecidas en el accionar. Las cuales, desde mi mirada, muestran rasgos autoritarios por derecha e izquierda y creo que no hay diferencias entre los autoritarismos.

Con esto no pretendo que alguien comience a pensar como yo, sino que como docente no comparto las ideas de los candidatos; pero sí sé que lo que elija o no, me gobernará en los próximos años y le daremos el poder de que maneje mi futuro, tu futuro y el de todos nosotros.

Pero volviendo al caso que nos ocupa, en unos días debemos decidir por uno u otro. Y el balotaje solo admite dos opciones; pero como siempre pasa, los “filósofos” de la política, que solo les importa el pueblo cuando se acercan las elecciones y luego de ellas evaden todo tipo de responsabilidad o dicho de otra forma “no se hacen cargo”, siguen mirándose el ombligo. Un ombligo cada vez es más pequeño en un abdomen más grande.

Hubo políticos que inmediatamente finalizada la elección tomaron partido por uno u otro candidato, concisos y prácticos. Hay que hacer lo que hay que hacer y cuando se debe; y está perfecto que así sea, porque el votante necesita ser “orientado”, pero no llevado de la nariz.

Esas decisiones son las primordiales en un entorno político como el argentino, porque ayudan a la gente común a decidir; pero esas mismas terminan siendo muy criticadas por otros que se posicionan en la historia, en próceres, en tendencias, o viendo encuestas de opinión y en nada que hoy sirva para resolver el problema. Se creó así una tercera posición, astuta y pensando solo en ellos y en su futuro cargo electivo.

“Neutralidad”, categoría que el balotaje no contempla, pero es acomodaticio e “inocuo” para esos dirigentes o formadores de opinión que piensan más en sus futuros que en el votante, que los votó, acompañó y espera de ellos una postura definida.

No quiero decir, ni dirigir el voto de nadie, pero tampoco sirve salir a decir que la neutralidad es sinónimo de voto en blanco, o nulo, no debería ser. Es preferible equivocarse que no involucrarse; cabe aclarar que nadie en el mundo es neutral, podremos aproximarnos al centro, pero nunca seremos centro al menos eso lo dice la psicología.

Somos neutros solo al nacer y desde ahí vamos tomando una postura parcial que se nos aparece en cada decisión y momento de nuestras vidas. Y así es, como dicen algunos periodistas: hay pasta o pollo, no hay pizza. ¡Elije pasta o pollo, pero no pida pizza porque no está en el menú!

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Por: Redacción NDI