Por Daiana Collovati
La nostalgia se hace parte de uno cuando alguien deja una huella, el mejor regalo que una persona puede dejar cuando se despoja del cuerpo.
Hoy escribo con nombre y apellido, y a la vez seguramente representando a miles de personas que conocieron a esta mujer. Desde mi humilde sentimiento debo decir que enterarse que una profesora tan querida, tan hermosa persona y tan rica haya dejado este mundo, es un tanto difícil.
Seguramente quedará resguardado en la mente de cientos, las palabras, la sonrisa, la mirada y otras tantas buenas descripciones de esta mujer que ha dejado esta vida seguramente para vivir otra llena de colores y formas.
Muchas casas no lucirán igual, muchas instituciones no vestirán igual, muchas de ellas tendrán la oportunidad de mantener en sus paredes el recuerdo del arte que ella dejó. Aunque debo admitir que muchas personas habrán logrado reproducir esas técnicas que a través de su docencia brindó.
Bienvenidas a aquellas alumnas, alumnos que puedan reflejar todo lo que ella enseñó. Bienvenidos a todos los demás que la conocimos como yo, en mis estudios secundarios, y que si bien no nos dedicamos a la pintura, al arte, hoy la recordamos desde nuestro propio arte en la vida. Cada uno habrá decidido qué camino transitar.
Hasta Pronto a la Señora Marta Prieto, vaya a usted hermosa mujer un anhelo lleno de colores y formas.
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