Aquella mañana Matías se levantó dando un salto de su cama, el era un niño muy bueno, le gustaba estudiar y jugar con sus amigos, siempre estaba imaginandose aventuras nuevas.
Se preparó como siempre para ir a la escuela, saludó con un beso a sus padres y se fue contento por esa callecita de tierra, el niño amaba escuchar el sonido del agua que baja por las acequias y corre por la orilla de una hilera de árboles junto a un alambrado, siempre se detenía para apreciar el color de la cordillera que se ve desde ese camino, hasta llegar a la escuela.
Pero cada vez que la suave brisa del viento otoñal aparecía, las hojas de un tono amarillento empezaban a caer al suelo, tanto así que mientras más caminaba, más hojas en el suelo veía, por momentos se sentía tentado a saltar y acostarse sobre ese mullido colchón de hojas, y así fue, que se animó, y salto y se dejó caer sobre todas esas hojas…
Que hermosa sensación!!! Exclamó, Es como estar en las nubes!! Entonces Matías describe su mágica experiencia:
«Mientras estaba acostado mirando hacia el cielo podía apreciar como se desprendían las hojitas de las ramas, cada una de ellas me acariciaba el rostro al caer suavemente, tan bellas fueron esas caricias que el sueño se apoderó de mí, de pronto, y como por arte de magia estaba cabalgando un hermoso corcel blanco vistiendo una armadura como un soldado, con espada y escudo en mano, luchando contra un feroz dragón verde de enormes alas, mientras este lanzaba llama, yo me defendía con mi escudo, tenía que vencer al malvado dragón para salvar el «bosque de colores» que se veía muy triste y desolado por tanto maltrato….el dragón había dejado que todo lo hermoso y bello que había en ese lugar, se perdiera, y el reinaba en ese bosque triste y gris… los árboles, eran mis aliados, me decían que yo era el elegido para rescatarlos, con el fin de que todo vuelva a ser tan bello como antes, me sentía protegido por mis amigos del bosque y juntos derrotamos y echamos para siempre al feroz dragón verde, que voló y voló para irse muy lejos y no volver, todos estábamos saltando y celebrando que el mágico bosque de colores, volvería a llenarse de belleza, alegría y vida como siempre estuvo»
Feliz se despidió de todos ahí, y con una sonrisa les dijo adiós, montó su caballo, y se fue al galope, mientras las personas del lugar lo aplaudían y gritaban su nombre Matías, Matías,
-Matiiiiiaaaaass!!!!!!! Despertate, que te ha pasado??? Otra vez te quedaste dormido??
Le dijo uno de sus compañeros que pasaba por el lugar hacia la escuela.
-Dale vamos, sacudite las hojas del guardapolvo que vamos a llegar tarde…
Matías en ese momento se dio cuenta de todo lo que había pasado, y se levantó mientras decía:
-« tenes razón, la comodidad que sentí cuando me tiré de espaldas sobre el montón de hojas me hizo quedar dormido» «pero que lindo fue, esto es mágico amigo, no sabes la aventura que viví mientras dormía» el niño le dijo a su compañero que las hojas que caen de los árboles en otoño son realmente mágicas, «échate sobre ellas y vivirás la más hermosa de todas tus aventuras»
Matías aprendió aquella mañana, que todos somos los elegidos para cuidar la naturaleza, nuestros bosques, montañas y el agua misma, porque es el lugar donde vivimos, y si nosotros no lo hacemos… nadie más lo hará.
FIN.
Discussion about this post