Según datos informados por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, unas 22.000 empresas cerraron en un año. En su mayoría se trata de comercios y empresas de servicios. Pequeñas y medianas
Pero los datos no se quedan ahí: alrededor del 9% podrìan cerrar sus actividades de continuar la situaciòn actual, mientras que el 40% está entre reducirse y sufrir pèrdidas.
Esta es una realidad imposible de desconocer, que se puede palpar solo con mirar a nuestro alrededor. Locales vacíos, persianas cerradas y muchas personas que se quedaron sin trabajo.
Sabemos que esto no ha terminado. Que nuestro país volverá a recorrer caminos ya conocidos: pobreza en crecimiento constante, más desocupación y mayor sufrimiento de todos,sin distinción de estrato social.
La incertidumbre y sus consecuencias
«La incertidumbre ante el rumbo económico es muy problemática. La señalización y plausibilidad del rumbo económico, más allá de la pandemia, es un clarísimo formador de expectativas tanto para los consumidores como para los inversores. Mayor incertidumbre trae mayores costos financieros, menor inversión, menor consumo, mayor desempleo y mayor pobreza». Estos conceptos vertidos por el presidente de la CAC, Natalio Grinman nos muestran que el empresariado en general y aún en los espacios con más acceso a la información, no logran visualizar un rumbo.
Fuera de esta situación extraordinaria que atraviesa el mundo y nuestro país, la Argentina continúa sin encontrar su camino. Se sigue perdiendo en acciones que solo buscan resultados politico-electoralistas pero no medidas que intenten direccionar el rumbo de la economía tan errática, tan abandonada a veces a su suerte.
Ninguno de los problemas sociales como el desempleo o la pobreza pueden solucionarse sin crecimiento. Es por ello que fuera de los problemas actuales que atravesamos los argentinos instamos al actual gobierno nacional a implementar medidas de fondo que permitan el crecimiento, estimulando la actividad empresarial.
Si producción, industria, comercio y servicios dejan de sufrir el ahogo de la política fiscal y pueden recibir algunas fuentes de financiamiento, podrían comenzar ese rumbo de crecimiento tan necesario.
La estructura impositiva
No nos cansamos de decir que la estructura impositiva constituída por más de 160 impuestos, expulsa a la mayoría de los empresarios a la informalidad y destruye a los que todavía se mantienen en ella.
Por otro lado, el costo de financiamiento es siempre un problema para las empresas, especialmente las pequeñas y medianas. Pero peor que la tasa de interés en sí, es la imposibilidad de acceso al crédito. Los créditos al sector privado «representan en Argentina menos del 17% del PBI. La incertidumbre trae costos más altos y contracción del crédito», datos también obtenidos de la CAC.
Como siempre, insistimos en que necesitamos trabajar con la mayor libertad posible, extremando los esfuerzos para preservar la salud y combatir el virus que tanto nos ha afectado. Necesitamos crecer para salir de esta caída libre.
Toda invitación al debate y a la participación tanto a nivel nacional como local son bienvenidos, pero deben estar acompañadas por una escucha activa al sector empresarial, la posibilidad de cambiar el rumbo si en esos espacios así se decide y renunciar a intereses mezquinos, a fin de lograr un destino mejor para el conjunto.
La política puede contribuir o coartar esa posibilidad. Los empresarios elegimos seguir trabajando pero necesitamos el ambiente propicio y básico para avanzar.
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