Por Daiana Collovati
La información y la viralidad han generado diferentes «patologías» que asustan cada vez más a quienes tienen por vocación ser periodistas. Como colaborar con el cúmulo de información que recibimos para no generar distorsión.
La era digital es la causa de una revolución tecnológica inminente que enfrenta la humanidad en esta parte del siglo XXI. El fácil acceso a la información ha permitido que los seres humanos puedan resolver en segundos un sin fin de preguntas que hace algunas décadas significaban horas, días o semanas de investigación.
Como todo avance, debe tenerse en cuenta las consecuencias negativas que puede ocasionar, uno de ellos es la distorsión de datos.
Un claro ejemplo de lo que al comienzo de este escrito nombro como «patología» son aquellas informaciones que se viralizan en redes sociales y aplicaciones como Facebook y Whatsapp respectivamente.
¿Le ha sucedido a usted, que por el deseo de colaborar ha compartido hechos que luego comprobó que eran falsos o antiguos?
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y DISTORSIÓN
La distorsión de la información produce desconfianza en las sociedades. Argentina es un país que refleja esta afirmación en muchas historias, una de ellas (quizás la más recordada) es el engaño por parte de algunos medios de comunicación en el año 1982, en plena guerra de Malvinas.
La escasez de legislación sobre medios de comunicación digitales en Argentina y otros países, deja las puertas abiertas a quienes fabrican noticias falsas en pos de generar millones de visitas.
Como publica el portal que intenta luchar contra noticias falsas «chequeado.com» en Argentina, el fenómeno de las noticias falsas está poco estudiado, pero existe. Circulan fotos falsas por Twitter, se republican noticias totalmente tergiversadas o se utilizan fotos de otras situaciones como si fueran reales. Casos hay muchos y se teme que serán cada vez más frecuentes, dado que tienen un gran alcance, como se puede ver en diferentes notas sobre muertes de personas célebres. Este fenómeno quedó en evidencia en las últimas elecciones de los Estados Unidos, cuando algunas noticias falsas circularon mucho más que las de los medios dedicados a informar.
En otros países como India, la elaboración de noticias falsas produce estragos ⇒ https://www.infobae.com/america/wapo/2018/07/06/linchamientos-en-india-autoridades-luchan-para-combatir-las-noticias-falsas-en-whatsapp/
¿Lectores o periodistas?
Otro de los factores que contribuye a la distorsión de la información es la viralidad de publicaciones de particulares que cuentan sobre algún hecho vivido o sobre algo que escucharon «por ahí», datos que no son chequeados por quienes los comparten en sus muros.
Personalmente, como periodista, recomiendo a las personas decidir. Decidir si ser lector, o ser periodista. Ser lector significa tener la libertad de leer/ver/escuchar lo que se desea y no comprometerse con el contenido del mensaje recibido, más allá de un análisis propio sobre el tema.
Ser lector significa poder opinar sobre la información consumida, poder debatir sobre las temáticas con un grupo de personas reducido o no. Ser lector significa tener la libertad de poder usar los datos recibidos, o también dejarlos.
Quienes deseen compartir información elaborada por ellos mismos, investigada por ellos mismos , les sugiero que se conviertan en periodistas. Ser periodista significa comprometerse con la información brindada, poder defender las fuentes de información obtenidas. Ser periodista significa hacerse cargo cuando un dato no es el correcto, remediarlo. Ser periodista significa investigar, redactar (en mi caso) y publicar en medios de comunicación.
Pido también, a quienes decidan ser lectores, encontrar confianza en los medios de comunicación y en las publicaciones de desconocidos en las redes sociales o mensajes de teléfono. Para encontrar confianza, deberán leer, y comprobar si lo que dice ese medio o persona es cierto o no. Ninguno de los dos roles, el de ser lector o ser periodista es fácil, pero al fin de cuentas hacerlo «correctamente» genera libertad, esa libertad que nos da el saber.
EL PAPA FRANCISCO Y LAS NOTICIAS FALSAS
El Papa Francisco se pronunció al respecto en la 52° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. «Hoy, en un contexto de comunicación cada vez más veloz e inmersos dentro de un sistema digital, asistimos al fenómeno de las noticias falsas, las llamadas «fake news»…»
«Fake news» es un término discutido y también objeto de debate. Generalmente alude a la desinformación difundida online o en los medios de comunicación tradicionales. Esta expresión se refiere, por tanto, a informaciones infundadas, basadas en datos inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad engañar o incluso manipular al lector para alcanzar determinados objetivos, influenciar las decisiones políticas u obtener ganancias económicas.
La eficacia de las fake news se debe, en primer lugar, a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer como plausibles. En segundo lugar, estas noticias, falsas pero verosímiles, son capciosas, en el sentido de que son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración. Su difusión puede contar con el uso manipulador de las redes sociales y de las lógicas que garantizan su funcionamiento. De este modo, los contenidos, a pesar de carecer de fundamento, obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente consiguen contener los daños que producen» expresó Francisco (Texto completo aquí).
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