El ropero comunitario de Eugenio Bustos continúa trabajando en estos días de cuarentena y aislamiento social.
Después de dos meses de inactividad económica lugares como estos se ven concurridos por muchas personas que van en busca de una respuesta a una necesidad básica, necesidades que se hicieron más evidentes en estos meses. Durante dos días en la semana el ropero abre unas horas sus puertas para brindar ayuda y recibirla de quienes puedan y quieran sumarse de alguna manera.

“El ropero funciona hace 5 años y siempre tenemos gente en la puerta que se junta […] las necesidades existen y con la llegada del frío va a ser peor. Queremos ayudar e incentivar a vecinos y vecinas a hacerlo” comentó Marcela Maldonado una de las personas que hoy colabora de manera desinteresada con el lugar y en los tiempos que le son posibles, además aclaró que la labor es de cierta manera por integrantes de Cáritas que están en la zona.
La posibilidad de “dar una mano” existe siempre para cualquier persona del departamento. En estos días la necesidad de ropa y calzado para niños es una constante según el detalle de las demandas que se registran en el lugar, no obstante la falta de acceso a los alimentos ha sido también evidenciado en el lugar por lo que también se solicita la colaboración por parte de la ciudadanía en acercar alimentos no perecederos para quienes necesitan.
Ante este contexto donde se necesitan de acciones preventivas, los integrantes del ropero debieron tramitar un permiso ante la comuna para poder reactivar la actividad y por ello debieron adherir a los protocolos existentes dividiendo la apertura en dos días a la semana y durante horarios distintos: los jueves de 10:00 a 12:00 horas y los viernes desde las 14.30 hasta las 16:30 horas y con todas las precauciones sanitarias.
Si bien el bienestar de las personas depende fundamentalmente de las posibilidades del acceso al empleo bien remunerado a través de las políticas públicas que provienen del Estado y la responsabilidad de las empresas, está en las manos de quienes tenemos un pasar digno ayudar a quienes necesitan. Hacerlo aporta al bienestar de quien ayuda y de quien la recibe, no solo en los económico sino en lo humano, en lo empático y en definitiva en la mejora de las relaciones sociales.
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