El aumento constante en los precios de los combustibles, alcanzando un 140% en los últimos dos meses, ha generado una reacción negativa entre los consumidores, reflejada en un desplome del 20% en las compras en estaciones de servicio de todo el país, según el gerente general de CECHA, Guillermo Lego. Este fenómeno plantea preocupaciones adicionales, ya que el congelamiento del impuesto a la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil, establecido por Sergio Massa en noviembre de 2023, llegará a su fin el próximo 1 de febrero.
Sergio Massa había explicado previamente que las variaciones en los impuestos al consumo de combustibles se traducen directamente en aumentos de precios finales debido a la inelasticidad de la demanda. Aunque no está claro si el gobierno mantendrá este congelamiento impositivo, fuentes del sector petrolero indican que, de reactivarse, podría resultar en un incremento adicional del 8% al 10% en los precios.
Guillermo Lego subraya que los ajustes impositivos podrían conducir a un reajuste de costos para los productores, lo que eventualmente se traduciría en mayores precios para los consumidores. Aunque algunas empresas ajustaron sus precios en respuesta a los últimos aumentos, Lego señala que no hay indicios de que se estén reduciendo los precios en general.
Durante el año 2023, los combustibles experimentaron aumentos superiores al 260%, superando el índice general del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Economistas advierten que cada incremento del 10% en los precios de los combustibles directamente contribuye a un aumento del 0,4% en el IPC, lo que podría tener un impacto significativo en la inflación, especialmente considerando los sucesivos ajustes implementados por las petroleras en diciembre y enero.
