Los hechos, condenados de forma unánime por la comunidad internacional, ocurrieron exactamente una semana después de Luiz Inácio Lula da Silva asumir la Presidencia de Brasil.
La policía del Distrito Federal de Brasilia ha desmontado este lunes el campamento que militantes bolsonaristas habían instalado frente al cuartel general del Ejército tras las elecciones de octubre y desde el que fueron lanzados los ataques del domingo contra las sedes de los tres poderes en Brasil.
Agentes de la Policía Militarizada de Brasilia, reforzados por tropas del Ejército, bloquearon los accesos al campamento a primera hora de hoy para impedir la llegada de más manifestantes y ordenaron el desalojo pacífico de los que permanecían en el lugar.
El cerco surtió rápidamente efecto y, sin la necesidad del uso de la fuerza por parte de las autoridades, los cientos de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro que estaban acampados frente al Ejército comenzaron a recoger sus pertenencias y a abandonar el lugar.
El desalojo pacífico se produjo luego de que el magistrado Alexandre de Moraes, uno de los once miembros de la Corte Suprema, ordenara desmantelar todos los campamentos montados por bolsonaristas frente a cuarteles militares en todo el país y desde el que los seguidores del líder ultraderechista defendían un golpe de Estado en Brasil para impedir la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva, que asumió la Presidencia hace ocho días.
Moraes, responsable de varias de las investigaciones contra Bolsonaro y sus seguidores por ataques a la democracia, ordenó también que los ocupantes de los campamentos que participaron en los ataques «sean detenidos en flagrante por la práctica de diferentes crímenes».
Además, el juez ha dado instrucciones a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para liberar cualquier tipo de vía o edificio publico ocupado por partidarios del expresidente Jair Bolsonaro en todo el país y ha apartado de su cargo al gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha, por 90 días.
Las fuerzas de seguridad ya recuperaron este domingo el control de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil, tras ser invadidos y vandalizados por cientos de seguidores radicales del exmandatario Jair Bolsonaro, en Brasilia.
Agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes golpistas con gases lacrimógenos y establecieron un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios que albergan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Fueron alrededor de cuatro horas y media durante las cuales los manifestantes bolsonaristas camparon con libertad por esas instalaciones, generando destrozos en el interior, mientras otras decenas rodeaban los edificios, algunos de ellos equipados con palos.
Al menos 300 partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro han sido ya detenidos por este intento de golpe.
La Policía Civil de Brasilia ha asegurado que las investigaciones seguirán «hasta que el último integrante sea identificado».
Fuente: Agencia EFE
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