En octubre de 2019 la Dirección de Recursos Naturales Renovables autorizó la caza en Mendoza de algunas especies de animales consideradas “exóticas invasoras; dañinas y perjudiciales”. En particular, se trata del conejo silvestre, el chancho jabalí; la liebre y el ciervo colorado.
Según la Resolución 1307/19 del Boletín Oficial, se considera a la Actividad Cinegética (caza); “una actividad permitida, siempre que sea realizada de manera sustentable; respetando especies, cupos y emporadas, con el correspondiente permiso de caza, con autorización del dueño del campo y en los sitios permitidos”.
Por tal motivo desde el Valle de Uco denunciaron que la caza de liebre perjudica considerablemente los cultivos.
La caza de liebre que ha ido creciendo en diferentes modalidades, en la medida que quienes la ejercen confiaron que nadie les observaría el modo, los elementos que se utilizan y el lugar en el que lo llevan a cabo, por lo que la vía libre permite que se concrete con absoluto formato de conveniencia a esta suerte de cazadores furtivos, que violan toda norma y ensanchan su área de acción con absoluta impunidad.
De acuerdo a lo publicado por diario El Ciudadano, los más perjudicados serían múltiples pequeños y medianos productores de los tres departamentos que constituyen el oasis productivo del Valle de Uco.
Gente que además de recibir sistemáticamente todos los fines de semana la irrupción de los cazadores de liebres con sus perros, rompiendo sus campos productivos; “no estarían siendo escuchados por autoridad alguna para poner coto definitivo al problema”, según reclaman del sector agropecuario.
“Entran en los campos con los perros y rompen los surcos”
En el contacto que hizo diario El Ciudadano con el presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco, Mario Leiva. Quien al referirse sobre lo que ocurre en esa zona de la provincia, expresó: “En los campos productivos de ajo, como así de otros sectores de la producción, ocurre desde hace mucho tiempo un hecho grave que perjudica a los productores. Esto se nota esencialmente los fines de semana, cuando individuos que cazan liebres con sus perros galgos, entran en los campos, rompen los surcos y lo que se produce”.
“Fíjese que hoy un surco de 100 metros de ajo tiene un costo de $4.500, que se agrega a lo que el productor debe pagarle al peón que todos los lunes repare esa quebradura que han hecho los perros corriendo libres”, agregó.
Al preguntarle si se han hecho denuncias y cuáles fueron las respuestas, dijo: “La policía está al tanto de esto y hasta aquí no tenemos resultados positivos de un tema que se agrava y que temo que pueda terminar con un problema que va más allá de un perjuicio económico a los pequeños y medianos productores del Valle de Uco.
Porque se debe mirar con amplitud, que a la actividad de los muchachos de cazar liebres en terrenos productivos particulares le sumamos altísimos costos de la producción de ajo, lo que indica que ser productor agropecuario en esta provincia toda una aventura”.
“Las autoridades deberían intervenir para que el problema no se resuelva de la peor manera”
Al dar mayores detalles de los sitios productivos más perjudicados, el productor indicó: “El daño es mayormente palpable en los campos de ajo y de plantación de nogales. Es decir, donde la liebre se encuentra en mayor número, es donde vienen estos sujetos con sus perros. Es increíble porque toda autoridad de la zona sabe que estos personajes suben sus perros a sus vehículos cada semana, eligen el campo y entran a cazar, dejando la secuela de perjuicio que le expresé”.
Finalmente, el titular de la entidad agraria advirtió: “Le repito, las autoridades están al tanto, ya hemos hablado con la Policía, pero cuando no le falta vehículos, le falta otros elementos. En conclusión, los productores estamos absolutamente desprotegidos del pillaje permanente de personajes que se sienten intocables. Esto es a tal punto que todos los productores me han transmitido que se sienten impotentes, porque estos tipos vienen de a dos o tres, con muchos perros y armados».
«En la zona solo producimos, no somos matones, pero creo que hay un límite y cuando el mismo se rompa estaremos en serios problemas. Esto es así desde hace mucho tiempo y seguirá pasando en la medida de la desidia de las autoridades de toda la zona, un tema que afecta tanto a San Carlos, como a Tupungato y Tunuyán, ese gran perjuicio al pulmón de este oasis productivo, su producción”.
Gentileza: Diario El Ciudadano
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