Las elecciones de medio término de este domingo serán seguidas con atención inusual por los mercados, que ven en el resultado una señal clave sobre la continuidad del ajuste fiscal y el rumbo económico. La política económica del Gobierno, los efectos sociales del recorte y las expectativas de inversión forman parte del escenario observado.
El Ejecutivo ratificó recientemente la decisión de mantener el esquema de bandas de flotación y la política de austeridad, medidas que fueron acompañadas por un recorte presupuestario significativo durante el primer año de gestión. Con la consigna de “no hay plata”, se autorizaron aumentos de tarifas, con el objetivo de reducir el gasto público y alcanzar el superávit fiscal que fue reconocido por actores del mercado internacional, incluidos el FMI, fondos de inversión y operadores bursátiles.
Sin embargo, este superávit se obtuvo en un contexto de caída del crecimiento y fuertes impactos en el empleo. Según los datos citados, hubo más de 300 mil despidos en el sector privado y 70 mil en el Estado, lo que generó efectos sociales visibles. En paralelo, empezaron a crecer los reclamos desde sectores medios, pymes y comerciantes, quienes advierten la necesidad de reactivar el consumo: “poner un mango en el bolsillo de la gente”.

Los últimos números del INDEC muestran resultados heterogéneos. Mientras que energía y campo registran indicadores positivos, la mayoría de las actividades económicas aún espera señales de recuperación. De acuerdo con especialistas, la economía se encuentra estancada, con caída en ventas, y sin señales concretas de mejora, independientemente del resultado electoral.
Desde la oposición, la elección previa en la provincia de Buenos Aires, donde el Gobierno perdió por 13 puntos, es interpretada como un síntoma del cansancio social ante los sacrificios realizados sin beneficios visibles para una parte de la población.
En este contexto, el Gobierno apuesta al Régimen para Grandes Inversiones (RIGI) para atraer capitales en sectores como energía y minería, donde ya se observan avances. Sin embargo, operadores del mercado señalan que varias propuestas permanecen en espera de una validación política que garantice continuidad de las reglas de juego.
A todo esto se suma el respaldo financiero de Estados Unidos, que aportó un swap de monedas por U$S 20.000 millones, y la posibilidad de que bancos internacionales repliquen este esquema.
Un reciente informe de la consultora Equilibra advirtió que la estabilidad o caída del ingreso real y del empleo formal constituye un riesgo electoral para el Gobierno, lo que refuerza la atención del mercado sobre el resultado de la votación.
