En medio de un clima de creciente malestar social por la situación económica del país, el Senado de la Nación Argentina ha tomado una decisión que ha levantado polémica y generado indignación entre la población: otorgarse un aguinaldo adicional, además del aumento del 165% en sus dietas.

La resolución aprobada en una sesión de la Cámara alta establece que los senadores pasarán a percibir 13 dietas anuales en lugar de las 12 habituales. Este cambio llevará el salario de bolsillo de los senadores de 1.7 a 4.3 millones de pesos, sumando un aguinaldo que hasta ahora no formaba parte de sus remuneraciones.

El proyecto votado a mano alzada durante una sesión en la que se discutían los pliegos de seis embajadores, plantea que cada dieta estará compuesta por 2.500 módulos más un adicional de 1.000 módulos por gastos de representación y 500 módulos por desarraigo. Sin embargo, la falta de claridad en la votación y la ausencia de registros oficiales de votos negativos han despertado sospechas sobre la transparencia del proceso.

Si bien la mayoría de los senadores levantaron sus manos en señal de aprobación, la ausencia de una votación nominal ha impedido conocer con precisión quiénes respaldaron la medida y quiénes se opusieron. Esta falta de transparencia ha sido cuestionada tanto por sectores de la oposición como por la ciudadanía en general, que demandan claridad y responsabilidad en el manejo de los recursos públicos.

La vicepresidenta Victoria Villarruel se apresuró en defender la legalidad de la votación, señalando que no tenía herramientas para detenerla, pero las críticas persisten ante la falta de registro de votos individuales. La decisión de optar por una votación a mano alzada en lugar de una nominal ha sido interpretada como un intento de evitar la responsabilidad individual de cada senador en la aprobación de una medida tan controvertida.